miércoles, 15 de febrero de 2012

LA ESPIRITUALIDAD CON LOS PIES EN LA TIERRA

Al estudiar Renacimiento conoci un aspecto espiritual y para mi opinion personal "terapeutico" de lo que es el crecimiento personal. Al estudiar Psicoterapia Corporal entendi con bases mas "cientificas" con bases teoricas acerca de nuestro caracter y el porque de nuestro comportamiento, defensas, miedos, logros... y en ambos estudios La espiritualidad debe estar sustentada... Espiritualidad con los pies en la tierra... Encontre este bello articulo escrito por Ilse Kretzschmar R. del Centro Yollocalli, en donde menciona el concepto de arraigo y su vision espiritual de este concepto (nuestras raices espirituales) y en donde señala que estar arraigados es mucho mas que colocar los pies en la tierra. POR ZULLYMAR GUERRERO para www.terapiasmentecuerpoalma.blogspot.com En este verano en un taller durante una danza tuve una experiencia de regresión a la segunda guerra mundial que viví en mi infancia. Desde hace años que ya no siento tan presente los traumas del pasado gracias al intenso trabajo interno de 35 años. Sin embargo me vi transportada al sótano de la casa en la que crecí en la ciudad de Lübeck, Alemania. Ahora ya no me vi confrontada con el terror que había sentido en aquellas noches de bombardeo, acurrucada en el sótano, sino que el cuarto oscuro y frío se abrió y tuve la sensación de tocar la tierra con mis manos, tomar la tierra en mis manos, sentirme parte de la tierra, ser una con ella en un nivel tan profundo que nunca antes había experimentado. Sentí la energía de la tierra entrando y expandiéndose por todo mi cuerpo y espontáneamente empecé a bailar de manera lenta, primero un buen rato en cuclillas, luego enderezándome poco a poco mientras que emitía sonidos desde lo más hondo de mi vientre. Entré en un llanto profundo de dolor que en un instante cambió a alegría y sentí que finalmente no había ninguna separación entre la tierra y mi ser, mi cuerpo, de que el sótano y las experiencias vividas ahí se habían esfumado; la tierra había retornado a su lugar dentro de mi, o mejor dicho, yo estaba abierta hacia ella, era ella. Me sentí llena de paz, de una enorme gratitud y alegría interna de aquel momento que sigue viva mientras que escribo estas palabras, un mes después. Más que nunca entendí que el arraigo es un proceso, el cual me llamó la atención hace treinta y tres años cuando el Dr. Rafael Estrada Villa, fundador y director del Instituto Wilhelm Reich, durante la primera sesión de grupo en la que estuve con él me sugirió separar un poco más mis pies y flexionar mis rodillas al pararme. A partir de entonces el trabajo con el arraigo ha sido una constante en mi viaje por los distintos enfoques de las psicoterapias corporales, no corporales y las enseñanzas y prácticas espirituales en las que he participado. ¡Que tantas veces he perdido la sensación de estar arraigada y la he reconquistado, que tantas veces he pensado que ya el arraigo era mío y tuve que darme cuenta que al primer soplo de viento externo o interno se me debilitaba o lo perdía! Desde hace tiempo estoy convencida de que sin enfocarse hacia el arraigo no existe la posibilidad de llegar a un desarrollo interno profundo ni en la esfera psíquica ni en la espiritual, en el ser humano "civilizado". El cielo no es más importante que la tierra. Venimos a la tierra a vivir nuestra vida en ella. Nuestro espíritu necesita habitar nuestro cuerpo mientras que estemos aquí. Aunque quisiera volar en lo más alto se necesita echar raíces en nuestra "casa terrestre", que es el cuerpo, no solamente en su parte superior que es más el área donde lo ubicamos por relacionarlo con el aliento sino también en su parte inferior. El espíritu y el cuerpo necesitan hacerse uno para que podamos vivir una vida plena en la tierra. Me gusta citar a Dürckheim que habla del "doble origen" del ser humano: "uno celeste, el otro terrestre; uno natural, el otro sobrenatural".(1) Si volamos demasiado en lo alto con arrogancia, orgullo, desapego irracional, metidos en conceptos, fantasías, ideales, imágenes del pasado y futuro o inmersos en una espiritualidad falsa sin cimiento en nuestra vida en este planeta perdemos el piso debajo de nuestros pies. Por otro lado si nos dejamos ir demasiado hacia abajo en depresiones, perezas, indolencias, autoindulgencias, metidos en un materialismo exagerado y/o en una terrenalidad demasiado cómoda perdemos nuestro espíritu, nuestras virtudes, nuestras aspiraciones altas, nuestra alma. En este caso es como si la gravedad de la tierra tomara demasiado peso dentro de uno. Necesitamos encontrar el punto entre el cielo y la tierra, es ahí donde ubicamos lo que es el arraigo, el ser arraigado. Obviamente no es algo fijo sino una especie de punto móvil en un movimiento balanceado, en un equilibrio energético entre las fuerzas de nuestros anhelos de ascender y aquellas de la gravedad que arrastran hacia abajo. Estar arraigada significa tener los pies bien plantados en el piso, en la tierra, estar presente, estar en contacto con la realidad del "aquí y ahora" tanto con la interna como la externa, la del entorno. Fue Alexander Lowen (1954) quien desarrolló el concepto del arraigo, lo relacionó con la facultad de poderse colocar firmemente en el piso con los dos pies, estar anclado y enraizado en el sentir corporal y estar en contacto con una sexualidad sana y plena.(2) A lado de Lowen hay que mencionar también a Winnicott que usó el término ya en 1951, al decir: " A través del trato correcto el ser se arraiga en el cuerpo". (3) Con esta frase está indicando la importancia de la relación humana en el proceso de desarrollo del arraigo, de echar raíces en la vida sobre la tierra. Desde los años 50 hasta ahora varios autores y las múltiples escuelas terapéuticas corporales han puesto su vista en factores distintos referente al arraigo. Su concepto se ha ampliado y ha encontrado visiones y aplicaciones más específicas. Una de las metas terapéuticas de Lowen, la de pararse con los dos pies firmemente en el piso se sigue sosteniendo como la base de lo que significa estar arraigado, estar enraizado en la tierra como un árbol, firme y flexible a la vez, erguido sin rigideces. Otro aspecto, el enraizamiento en el propio cuerpo, de percibirse de manea diferenciada, de ser sensible a las sensaciones y emociones corporales también ha entrado en prácticamente todos los enfoques psicocorporales como un trabajo básico y constante en el proceso de crecimiento y sanación. Tal vez es la terapia gestalt la que más ha puesto atención especial en esta forma de arraigo. Joseph C. Zinker dice " tener la capacidad de la sensación plena es esencial para nuestro sentido de la realidad" porque este "está basado en el grado de contacto que tenemos con nuestra base sensorial" . (4) Al estar arraigados percibimos lo que esta pasando dentro de nuestro cuerpo y las realidades afuera de él en nuestro entorno de momento a momento. Estar plenamente conciente en el aquí y ahora significa estar en este equilibrio dinámico del arraigo. Al no sentir lo que nos pasa perdemos el contacto con nosotros mismos, con lo que somos y con lo que necesitamos. Lowen hace énfasis en que la persona que no está arraigada, lo que él principalmente define como tener una conexión energética hacia la tierra está en riesgo de sentirse sobrepasada por emociones fuertes incluyendo las sexuales. El hombre que tiene y siente su centro no se deja sacar de equilibrio tan fácil y vive más en armonía. La conexión con el suelo es energética. (5) No es suficiente que estemos bien parados sobre la tierra. Tampoco unos pies y unas piernas fuertes significan necesariamente un arraigo sólido. Lo importante es que haya una tensión muscular adecuada, un sentir en la parte inferior del cuerpo, una pelvis libre, suave, flexible, viva, con piernas y pies a través de los cuales pasan las olas de excitación hacia la tierra, luego cambian de dirección y suben en un flujo continuo de la fuerza vital energética. (6) También Keleman resalta que la base del arraigo se da a través de estar "conectados con nuestras corrientes emocional-eléctricas, con las ondas de nuestras necesidades e imágenes y los ritmos de nuestras acciones que contienen nuestros procesos físico-psíquicos: Los ritmos del suelo humano y natural". (7) El flujo energético sano nos hace sentir vivos e interconectados entre nuestro cuerpo, las emociones y el pensamiento. "Cuando una persona esta arraigada, su experiencia le permite entender que ella es un proceso somático, que es su carne y su sangre". (8) Una persona segura se caracteriza por estar "bien plantada", "tener los pies en la tierra". ¿De dónde se consigue esta seguridad? Aquí hay que resaltar un aspecto importante en el desarrollo del arraigo que es el biográfico. Que calidad de vida ha tenido el ser humano que de adulto tiene múltiples dificultades de encontrar una relación segura consigo mismo y con los demás. Obviamente sus primeras relaciones con la madre y el padre son de principal importancia y las distorsiones se manifiestan de manera distinta en los estilos neuróticos de carácter de cada uno. Experiencias positivas de contención cariñosa, cuidados afectivos, afecto amoroso y aprobación adecuada ayudan al niño desarrollar un cuerpo natural, transparente hacia el sentir y capaz de percibirlo como fuente de placer y de bienestar. Cuando nace el niño y su primer "aterrizaje" en este mundo sucede en el cuerpo de la madre sostenido por brazos tiernos hay más probabilidad de un llegar seguro a esta tierra que cuando el niño está alejado inmediatamente de la madre con la que ha compartido sus primeros nueve meses íntimamente y está expuesto a manos extrañas, básculas frías, luces exageradamente fuertes, etc., lo que es una especie de choque, no es una bienvenida agradable. Me gusta esta frase de Lowen "Una madre es nuestra tierra personal, igual que la tierra es nuestra madre universal". (9)Boadella y otros han extendido el concepto del arraigo hasta el momento de la concepción en el cual el espermatozoide y el óvulo se encuentran, se unen y hacen nido en el útero de la madre como primer terreno de su desarrollo como ser humano. Cada vez se está dando más importancia a la fase prenatal, la intrauterina que en términos de nuestro tema sería la fase prenatal de enraizamiento en la tierra, en la madre. ¿Qué tan bien está el feto conectado con las paredes del útero? ¿Qué tanta atención interna le da la madre, lo ve internamente, lo toma en cuenta y qué calidad de alimentación y de oxigeno materno le llega a través del cordón umbilical? (10) Cuando nace el bebé ya algo en relación a su conexión con la tierra se le ha impregnado vía el contacto tan íntimo con la madre ("su tierra personal") en el útero. En la fase pos-natal, en los primeros meses de vida el bebé depende de la contención de su ambiente tanto del contacto muy privado de cuerpo a cuerpo con la madre y otros seres como de ser visto, de ser aceptado, de ser tomado tal y como es y de ser atendido en sus necesidades Mientras más crece el niño, más necesidad tiene de mover todo el cuerpo y con las piernas y pies se empuja desde el cuerpo que lo contiene y poco a poco llega a poder pararse, a gatear, a caminar. En esta etapa se prepara el arraigo en el contexto social, sobre todo en el contacto con las personas primarias. El tránsito del arraigo intrauterino, prenatal luego del horizontal, del principio de la vida hacia el arraigo vertical sucede principalmente a través de las interacciones con las personas de contacto principal. Las investigaciones de las relaciones objetales han demostrado la extraordinaria importancia de estas interrelaciones en el desarrollo del infante y su futura capacidad de relacionarse consigo mismo y el mundo. Nuestra posibilidad de encontrar un enraizamiento sano en esta vida, en esta tierra, no depende de que tan rápidamente empecemos a caminar sino que tan cuidadosamente se nos acompaña en desenvolvernos integralmente en los primeros años de nuestra vida. En el proceso de llegar a un mejor equilibrio dinámico de arraigo ya como adultos es importante utilizar los ejercicios que señala Lowen, (11) las artes marciales, la yoga, la danza, el canto, las caminatas, el deporte, la gimnasia y otros que en general son de gran utilidad para establecer, reestablecer, fortalecer y desarrollar nuestra atención interna hacia nuestra manera de relacionarnos con la tierra y con nosotros mismos. Para la parte de sensibilizarnos hacia el arraigamiento en nuestra autobiografía y en nuestro origen es indispensable un proceso terapéutico con preferencia de trabajo psicocorporal, que permita entrar en las oscuridades que yacen abajo del enmascaramiento falso y defensivo, revivir y reintegrar las emociones dolorosas alrededor de nuestras heridas en un contexto de contención, seguridad y empatía. De esta manera logramos paulatinamente aceptar la propia realidad tal cual como fue en el pasado y como es en el presente, agradecer la propia historia con sus enseñanzas lo que nos hace sentir que vivimos en una casa con cimientos sólidos, tener una base real de donde partir, llegar a ser una persona que sí tiene y percibe claramente sus raíces. Este trabajo también nos facilita desenvolvernos en el entorno social, desarrollar la capacidad de sentirnos arraigados en nuestras relaciones y en contacto con otras personas. Un aspecto importante del arraigo sería mirarlo desde la dimensión espiritual. Quisiera regresar a Dürckheim: "Un trabajo sistemático orientado a hacer que el hombre sea transparente al ser, deberá, en primer lugar, ocuparse del cuerpo, por medio del cual el hombre se vincula a la tierra. En una primera etapa, toda práctica tiene como finalidad hacer que el hombre, prisionero de un espíritu racional hipertrofiado, «vuelva a echar raíces»". (12) ¿Cómo se entendería una espiritualidad arraigada? En primer lugar pienso que está vinculada con un respeto profundo, un cuidado, una atención igual a la tierra que al propio ser y a los demás seres que habitan en la tierra antes de abrirnos hacia los niveles transpersonales, divinos, cósmicos, trascendentes o como queramos llamarlos. Un segundo aspecto se encontraría en que lo esencial se manifestara, la conexión con el ser universal a través del ser individual en el aquí y ahora, en la cotidianidad de la vida terrenal en una congruencia. Otro punto sería asumir que la transparencia del ser humano es transparencia espiritual-corporal, p.e. una persona muy enferma que en un principio de su enfermedad haya sentido perder el suelo de debajo de sus pies, puede a través de un proceso tal vez largo y difícil llegar a la aceptación, el bienestar interno, la paz consigo mismo y el mundo y hasta irradiar luz, amor y compasión hacía su entorno. Estaría enraizada en su ser, en su conexión con lo divino, con lo sobrenatural, lo ha internalizado. Está realizado en alguna de las dimensiones sin límites y ya no se preocupa de su realidad terrenal y de quien es, ya no se cuestiona que todo esté penetrado por un sentido y que tiene valor. Esta persona tal vez ya no se curará pero está sanada, arraigada en su ser y en su conexión con algo más allá de nuestra comprensión. Espero haber abierto algunas puertas y haber sembrado algunas inquietudes acerca de la complejidad y profundidad del tema del arraigo que es algo más complejo que el simple pararnos bien sobre la tierra. John Pierrakos insistía mucho en lograr este "arraigo externo", con el sentir del fluir, vibrar y pulsar de la energía en las piernas y un movimiento vital corporal de expresión sobre la tierra, basado en la realidad cotidiana. Al mismo tiempo nunca dejó de poner el énfasis real en el desarrollo del "arraigo interno", de llegar hacia nuestro core, el núcleo, la fuente desde donde emerge nuestra energía sanadora y desde donde nuestra vida y nuestra tarea en ella adquieren sentido. (13) Encontrar este centro interno es estar en contacto hacia adentro, hacia a fuera, hacia abajo y hacia arriba, es habernos encontrado a nosotros mismos en unión con lo absoluto. Ilse Kretzschmar Rieckmann TOMADO DE CENTRO YOLLACALLI.

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La Psicoterapia Corporal es un tipo de terapia que utiliza de manera sistemática y específica métodos psicoterapéuticos y técnicas corporales, como la respiración, el trabajo con la postura, el movimiento y la manipulación directa en el cuerpo para activar la expresión emocional adecuada, la disminución de síntomas psicosomáticos y el alivio del sufrimiento; propiciando la ampliación de la conciencia individual y grupal, en un marco profesional de ética, límites claros, apertura, respeto, comunicación y compromiso mutuo. Sesiones de una hora de duración una vez por semana.

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